Mis hijos fueron alumnos de Covent desde sus inicios, y los unos y el otro han crecido juntos. Por tanto, hace muchos años que conozco a las personas que pilotan este proyecto educativo con sello propio, y por ello sé que su crecimiento es la consecuencia natural de su compromiso, cualificación y entrega. Como madre, siento gratitud no solo por el nivel de excelencia lingüística que recibieron mis hijos, sino por los maravillosos y cálidos recuerdos que atesoraron durante años de teatro, cocina, excursiones, viajes, mil actividades y aventuras, fruto de la alta calidad humana y creatividad presentes siempre en este Centro.